No hay necesidad de ser una experta conocedora de la psicología masculina ni mucho menos una cazadora loca y ávida de hombres para saber que existen de todos los colores, olores, tamaños y texturas. Antes de decir cualquier cosa aclaro que: 1. no soy feminista, 2. me gustan los hombres, 3. no tengo nada en contra de ellos y 4. No pertenezco a una extraña secta que adora a Belcebú. Lo que pienso es solamente el producto de mi experiencia diaria ante la ineludible necesidad de relacionarme con ellos por una u otra circunstancia y mantenerme sana mentalmente sin morir en el intento.Pertenecer a un gremio predominantemente masculino me ha permitido analizar un poco la psiquis masculina y finalmente después de una no muy exhaustiva observación pude determinar que no todos “los hombres son iguales” ni mucho menos son “cortados con la misma tijera” como dice el viejo refrán. Aquí comparto algunas de mis conclusiones:
El Cazador
Diría que este espécimen es el que más mal me cae. Este tipo de hombre se comporta como una verdadera bestia hambrienta, siempre al acecho de su próxima víctima no importa el lugar (puede estar dándose golpes de pecho en el altar de una iglesia arrepintiéndose de sus pecados o en un funeral), no le importa la compañía (al muy sinvergüenza le vale huevo si está con su madre, esposa, novia o en el peor de los casos con su hija). Generalmente estos hombres desarrollan su perfil desde el inicio de su juventud (más o menos desde los 21 años) y después ya no hay poder humano que los haga evolucionar. Puedes reconocerlo porque cada vez que le pasa una mujer en frente empieza a alucinar y lo que ve ya no es una mujer sino un pedazo de carne listo para devorar. En una de sus crisis, estos hombres padecen de algo que se llama el síndrome de las “glándulas salivales extasiadas”: empiezan a babear y aquellos que no se pueden controlar empiezan a experimentar una fuga excesiva de espuma por la boca. También puedes identificarlos porque vociferan sin ningún pudor toda clase de frases espantosas con el ánimo de llamar la atención de sus víctimas. Realmente ellos creen que hablan el más fino y romántico lenguaje de la coquetería pero los muy brutos no se dan cuenta que lo que hacen es ofender y maltratar la noble y hermosa condición femenina… Por favor hombres, comprendan que nosotras las mujeres odiamos y repudiamos el lenguaje vulgar y más si es usado para “cortejarnos”
El macho
Este tipo parece normal, inofensivo y hasta simpático al principio, pero una vez empiezas a tratarlo te percatas que es un odioso sin modales que considera a las mujeres una raza inferior. Es fácil identificarlo, es el típico “gracioso” que le encanta hacer chistes machistas, piensa a pesar de su mal comportamiento que cualquier mujer cae rendida ante sus autoproclamados encantos, el muy cretino se cree irresistible y a pesar de que gracias a una mujer él existe, no tiene ningún reparo en desprestigiar la condición femenina. Estos buenos para nada creen que las principales funciones de las mujeres son reproductivas, cuidar de ellos (obviamente porque ellos no saben cuidarse solos) y las labores domésticas. Hombres machistas de todo el mundo piensen que ese absurdo y retrógrado complejo podría ocasionar un efecto en que las mujeres van a empezar a dudar de su ridícula masculinidad.
El mitómano
Este hombre tiene una imaginación increíblemente pervertida. El miedo a enfrentar sus más íntimas inseguridades lo llevan a inventar y otras a exagerar historias asombrosas que solo son comparables con películas XXX. Realmente estos hombres tienen la boca muy sucia y ni un pelo en la lengua para jactarse de su falsa virilidad a costa de la reputación, la dignidad y la honra femenina. Mujeres, tengan siempre presente que este tipo de hombres recurren a todo tipo de artimañas para obtener cualquier cosa de ti: son capases de proponerte matrimonio, te compran los más finos y caros regalos, pueden dar hasta misa, hablar con tu padre y toda tu familia si es necesario e incluso jurarte amor eterno, pero una vez obtienen lo que quieren se transforman en lo que realmente son: unos mentirosos que utilizan a las mujeres de la forma más baja y canalla para coleccionar un trofeo y una historia más en su haber. Lo peor de estos hombres es que siempre se salen con la suya.
El casanova
Esta variedad es un chiste. Puede ser la criatura más grotesca del mundo pero este tipo se cree un adonis, el hermano gemelo de Brad Pitt y la mismísima personificación de Dios y todos los arcángeles del reino celestial. La autoestima y el ego de este hombre están por el cielo. Imagino que la raíz de este comportamiento se encuentra en la niñez cuando sus padres afectuosos le repetían una y otra vez lo bello, inteligente y carismático que era. Hombres hay que ser consciente de las limitaciones, cuando digo esto no quiero decir que hay que amarse poco. A lo que me refiero es que es necesario conservar la humildad, la sencillez y sobre todo la lucidez mental para no caer en el ridículo. Este tipo de hombres se parecen un poco a los del tipo “cazador” la diferencia es que estos tienen mejores modales y son más finos en su hablar. No importa si ya están comprometidos, ellos siempre están buscando por una aventura, un romance, una cita, algo, cualquier cosa que los saque del aburrimiento y de la rutina, algo que les haga sentir vivos, renovados y sobre todo reafirmados como seres superiores y bellos. Son unos coquetos empedernidos, tienen una especie de libreto con toda clase de frases, piropos y dramatizaciones que repiten cada vez que quieren conquistar a una bella dama o a un palo con cabello, quien o qué a la hora de la verdad es lo que menos les importa. Por lo general no actualizan el libreto, por generaciones pueden usar la misma actuación y las mismas palabras cursis y estúpidas. Una de sus muchas dramatizaciones es la de hombre incomprendido, abusado y golpeado por las mujeres. Casi siempre su estado civil es soltero, divorciado o a punto de separarse: obviamente toda la trágica historia hace parte del juego de la conquista. En conclusión son unos desvergonzados sin creatividad.
El metrosexual
Es contradictorio este hombre, no es precisamente gay o travesti, es simplemente una combinación extraña, una mutación entre un hombre y una mujer. El sabe de moda, de manicura y pedicura, de tintes y cortes para el cabello que se ajustan mejor a la forma de tu rostro y al tono de tu piel, sabe de diseñadores, de maquillaje, cremas antiarrugas, tratamientos cosméticos, cirugías plásticas y zapatos finos. Este tipo de hombres fácilmente pueden convertirse en la mejor amiga de cualquier mujer. Por lo general cargan algo muy parecido a una cartera pero en versión masculina donde puedes encontrar polvos faciales para ocultar todo tipo de imperfecciones en el cutis, brillo labial, encrespador de pestañas, lápiz delineador de ojos, rubor, cepillo para el cabello, perfumes o lociones para el cuerpo y algo que nunca puede faltar: el espejo. Ellos sin ninguna dificultad pueden ser el asesor de imagen de una de nosotras, les fascina salir de compras y mirar vitrinas, no les incomoda acompañar por horas y horas a una mujer a comprar ropa o zapatos, por el contrario, ellos gozan ese tipo de actividades. Les encanta revistas como vanidades y cosmopolitan. Su aspecto es impecable: uñas bonitas, cabello perfectamente arreglado, huelen rico, ropa de marca y zapatos de diseñador o en su defecto zapatos con todo el brillo. Estos hombres no inspiran ningún mal pensamiento a ninguna mujer y nunca serán considerados candidatos para establecer una relación seria. Cuando una mujer decide embarcarse en la excitante aventura de comprometerse con un hombre transexual debe estar preparada para compartir el maquillaje y todos los productos para la piel y el cabello con su novio o esposo y también para competir por el premio al más bello. ¡Mujeres mejor piénsenlo bien antes de encartarse!
El Holgazán
Este tipo es un estorbo. Nunca tienen plata y siempre están recurriendo a la mamá, la abuela, la tía o la novia para obtener un poco de comodidades que él piensa solo el dinero puede comprar. En Colombia a esta clase de hombre se le conoce como “vividor” o “goterero” porque vive a expensas de los demás, como un “parásito de la sociedad”. Siempre tiene una historia dramática para justificar su situación, siempre es una pobre víctima del sistema, nunca ha tenido un empleo por más de 3 meses seguidos y si lo ha tenido de todas maneras pide plata porque es un ambicioso y un tacaño que siempre quiere más. En una cita con una mujer es de los que justo ese día perdió la tarjeta de crédito o fue robado por una banda de ladrones alienígenas para evadir pagar la cuenta. Su relación con los amigos no es diferente, siempre está pidiendo plata prestada o se aparece sorpresivamente en la casa de sus amigotes justo a la hora del desayuno, el almuerzo o la comida. Este tipo es de los que desayunan y queda libre para el resto del día.
Los hombres beta
Estos hombres no temen mostrar sus sentimientos, no les da vergüenza llorar ni mucho menos mostrarse tiernos y sensibles. Estos hombres son muy escasos, les fascina dedicar canciones, regalar flores y exquisitos chocolates, dar serenatas a la media noche y escribir bellos poemas para su novia o esposa. No puedo escribir mucho acerca de esta categoría porque he tenido muy poco contacto con ellos pero como las brujas de que existen, existen…
El masoquista
Verdaderamente este hombre si es una víctima de las mujeres. Es esa clase de seres que no aceptan un NO como respuesta. Se humillan, lloran, se arrastran y pueden llegar a la locura por un amor no correspondido. Normalmente la mujer (o el hombre) que lo castiga no tiene la mínima intención de aceptar sus súplicas y a pesar de ello el masoquista está listo para ser el chofer, el maletero, y la mucama de su musa de inspiración. Estos hombres son muy constantes, sacrificados y perseverantes a la hora de ganarse el amor de esa malvada no importa el precio que tenga que pagar. El rechazo es directamente proporcional a la intensidad de sus sentimientos.
El hombre perfecto
El hombre perfecto debe permitir hacer a las mujeres lo que ellas consideren apropiado y solo deben intervenir si realmente están a punto de cometer una tontería. Nunca debe representar un obstáculo, debe ser comprensivo, sincero, afectuoso, tierno, buen conversador, inteligente y sobre todo muy trabajador. El hombre perfecto no le tiene miedo a enfrentarse a nuevas aventuras, a nuevos retos, siempre está dispuesto a vivir intensamente la vida a pesar de las dificultades y tristezas. No es un descarado que mira indiscriminadamente a todas las mujeres mientras pasea con su novia o esposa. No es un caballo de carga que mira hacia una sola dirección., simplemente es un hombre lo suficientemente respetuoso y sensato como para controlar su instinto y evitar o por lo menos disimular cuando ve una mujer bonita por la calle. El hombre perfecto reconoce la belleza de su mujer a pesar de que de que no sea perfecta. El hombre perfecto jamás compara a su mujer con otras mujeres, siempre está preocupado por lo que piensas, sientes y está listo para ayudarte cuando lo necesites. El hombre perfecto jamás intenta cambiar tu esencia, jamás destaca tus defectos, para él siempre son más importantes tus cualidades y virtudes. El hombre perfecto sabe escucharte, es tu amigo, consejero y cómplice antes que tu amante. Jamás se comportaría como tu padre. Cuando cometes un error él te hace entrar en razón, cuando estás triste hace lo que sea para alegrar tu día, si estás feliz exagera en amabilidad y caballerosidad para mantener tu buen humor. El siempre estará orgulloso de ti y te dará la motivación y la fuerza para ser cada día mejor. El hombre perfecto es fiel y antes de pensar en si mismo primero piensa en ti. Si encuentras un hombre así dale gracias a la vida, valóralo, cuídalo, respétalo y trátalo como si se tratara del tesoro perdido que solo tu tuviste la fortuna de encontrar. ¡Por suerte el mío es perfecto!
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