REFLEXIONES

Estoy cansada de la gente que no tiene sensibilidad. Cuando hablo de sensibilidad me refiero a la facultad de ponerse los zapatos ajenos y de asumir el lugar de otros para experimentar momentáneamente lo que sienten frente a una situación dada. Sensibilidad es tener conciencia en el poder y la repercusión que tienen las palabras y los actos en las emociones de la gente, sensibilidad es tener la iniciativa de ayudar a otros sin la intención de recibir algo a cambio, pero también es una cualidad que impide que la gente que recibe un poco de ayuda saque provecho de quien le ayudó. Sensibilidad es saber que cada persona en lo más profundo de si, guarda con recelo sus propias locuras, miedos y defectos, por tal motivo, actuar con cautela es necesario para evitar sacar a flote todo aquello que puede alterar el equilibrio de alguien. Sensibilidad es percibir el dolor, la alegría o la rabia ajena… Llámenme loca, pero cuando encuentro a alguien que no es sensible; el pensamiento de patearlo invade mi mente.

Estoy cansada de la gente que no acepta la crítica constructiva, de los conformistas, de la gente que tiene miedo a reclamar sus derechos, de aquellos que por temor a ser rechazados no son capaces de expresar su mismidad.

Estoy cansada de la gente que solo habla de si misma, de la gente que no escucha, de la gente que odia hacer favores, de la gente hipócrita e interesada, de aquellos que no miden sus palabras.

A veces siento que estoy en conflicto con el mundo porque siento que no pertenezco a ninguna parte, no estoy segura si este comportamiento es normal, no se si ser tan sensible está bien, tampoco se si el mundo es el que está mal.